[ Frente a frente, te miro, me miras y todo es para Siempre. ]

sábado, 11 de junio de 2011

10.01.09

Con los ojos entreabiertos observó a su madre que le hablaba y luego escuchó el golpe de la puerta.
Silencio.
Habrían pasado cinco minutos desde que clara había cerrado los párpados nuevamente.
- Clara, hija, ¡levantate, levantate! – Le decía una voz familiar.
Decidió entonces abrir los ojos… para sentarse rápidamente en la cama al ver aquel ser que yacía en brazos de su madre.
Una hermosa cachorra de a penas un mes, con mirada asustada, se aferraba con sus débiles uñas al buso de lana de Raquel.
Clara se despabiló en seguida y la tomó en sus manos.
Raquel y su marido se volvieron a ir.
La niña jugó con su nueva cachorra hasta la hora de almorzar, cuando sin muchas ganas de abandonarla en la casa sola se despidió de ella a quien ya le había elegido un nombre: “Luna”, y se fue al parque donde se encontraría con unos amigos.
El día marchaba maravilloso y hasta el clima lo acompañaba.
Llegó al punto de encuentro y allí estaba Belén, su amiga y compañera de colegio. A su lado se encontraban Micaela y Lautaro, de quienes se había hecho amiga por intermedio de Belén e Internet, pero que recién ese día los conocía personalmente.
Juntos pasaron entre risas una tarde hermosa e inolvidable.
Pero Clara no había podido dejar de pensar en aquella rara sensación que tuvo al ver a Lautaro…Por lo que se comportaba un poco rara, distraída. Sabía que no era algo malo, pero sí era algo que nunca le había sucedido.
Era la hora de despedirse, todos intercambiaron números telefónicos y prometieron volver a verse.
Contenta pero extrañada, Clara volvió a su casa, deseando aunque sin saber aún por qué, que esa no fuera la única vez que lo viera…
Días más tarde se pusieron de novios.


[Las primeras mariposas en su estómago que crecían cada día más.
Lamentablemente como toda historia tiene un final.
Me encantaría decir que fue un final color rosa, pero entonces esto sería solo un cuento.]


No hubo peleas. Se llevaban muy bien.
Tal vez por eso, o tal vez porque no se veían tan seguido a causa de horarios escolares, es que tuvo que acabar todo de un día para el otro. Así, sin razón alguna.
Y es que aunque se querían todavía, ésa fue la decisión de Lautaro.
Había cosas que Clara debía aprender, era chica todavía y la primera vez que salía con alguien, pero no entendía por qué la abandonaba… por qué no la ayudaba si todavía la quería como decía…

Y allí comenzaron sus primeras lágrimas por la primer persona a quien pudo haber amado… a quien le hubiera gustado amar y compartir más cosas y momentos juntos.

Decidió entonces que los finales color rosa solo existían en los cuentos.



[Dedicado a quien me hizo sonreír por primera vez.]

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